Luchando contra los hongos

El problema:

Las plantas sufren las enfermedades por hongos mucho más que otros organismos, como los humanos u otros animales. Las infecciones fúngicas destruyen anualmente un tercio de los cultivos destinados a la alimentación, que podrían alimentar a un 10% de la población mundial. Además, el problema no solo reside en el campo, pues los hongos también provocan grandes pérdidas después de que el producto haya sido cosechado, ya sea durante el transporte, el almacenamiento o cuando el producto se halla en manos del consumidor final. La pérdida de alimentos no es el único problema: algunos hongos producen micotoxinas, unas sustancias muy tóxicas para la salud humana y animal. Existen pocos fungicidas que sean eficaces y seguros, y su rendimiento es cada vez menor debido al desarrollo de resistencias por parte de los hongos, por lo que se hace necesario desarrollar nuevas estrategias seguras y respetuosas con el medio ambiente que garanticen la sanidad vegetal.

La aproximación:

El grupo liderado por María Coca investiga nuevos sistemas para combatir hongos patógenos. Sus estudios se aplican a enfermedades de cultivos de gran interés económico, entre ellas la enfermedad más destructiva y extendida mundialmente delarroz causada por el hongo Magnaporthe oryzae conocida como piriculariosis, la enfermedad del oídio del cultivo de melón causada por el hongo de las cucurbitáceas Podosphaera fusca, y la podredumbre gris causada por Botrytis cinerea que afecta a la planta de tomate y a los tomates una vez recolectados. El grupo se dedica al desarrollo de nuevas moléculas antifúngicas que sean naturales, seguras y eficaces, y que puedan ser usadas como alternativa o complemento a los fungicidas convencionales.

Complementariamente, también estudian métodos de producción de estos antifúngicos usando las plantas como fábricas (biofactorías) mediante el uso de virus de plantas “buenos”. A estos virus se les han quitado las partes patogénicas y se les ha añadido la información necesaria para producir los productos deseados, de forma que no transmiten enfermedades y producen proteínas antifúngicas. Estos sistemas de bioproducción son más económicos y seguros, y permitirían llevar al mercado estos nuevos biofungicidas.

Los descubrimientos e innovaciones:

Los propios hongos producen sustancias para combatir a otros hongos, particularidad que el grupo ha investigado descubriendo nuevas moléculas antifúngicas y también inductores de las defensas naturales de las plantas, cuyo uso han patentado para su aplicación en protección de cultivos. Además, el grupo ha desarrollado un sistema de producción biotecnológico de dichos antifúngicos mediante el uso de virus domesticados de plantas, que también podría aplicarse para sintetizar otras moléculas de alto valor añadido, como vacunas o compuestos terapéuticos.